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José María Lozano, la Cultura y el respeto

«A propósito de su nombramiento como presidente del CVC»

Imagen del nuevo presidente del Consell Valencià de Cultura, José María Lozano CVC
José Luis Torró

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Hay quienes han querido hacer de la elección de José María Lozano como presidente del Consell Valencià de Cultura un motivo más para la controversia en el solar patrio valenciano. Por si no tuviésemos suficientes elementos para la gresca cotidiana y empobrecedora. Otros lo han aprovechado para criticar, más a siniestro que a diestro, la decisión y la persona elegida. Pido la palabra. A mí me ha parecido todo un acierto. Un opinión, la mía, de lo más liviana al lado de los elogios dedicados por el rector de la Politécnica y la alcaldesa, María José Catalá, que acudió el miércoles al CVC para felicitar a su nuevo presidente.

Dado que por lo general el uso y la costumbre indica que la felicitación se dirige sólo al nombrado, creo que en este caso también cabe felicitar el acierto de quien ha firmado el nombramiento, el presidente del Consell Carlos Mazón y el conseller de Cultura, José Antonio Rovira, al pensar en José María Lozano Velasco que, por edad, sabiduría y gobierno, reúne sobradas condiciones para ser un excelente presidente del Consell Valencià de Cultura.

La toma de posesión del doctor arquitecto, catedrático, escritor, contertulio, amigo, burgalés de nacimiento y valenciano de razón y corazón, no mereció no ya los cien días de cortesía, no. Ni media hora. Hubo miembros del Consell que llegaron con la cohetería preparada para que su mascletá se hiciese notar. Que el presidente dictase un discurso conciliador, de mano tendida; que no olvidase reconocer méritos, trabajos y esfuerzo de quienes le precedieron en el cargo; que hablase de tender puentes y buscar acuerdos y consensos, no debió parecer oferta suficiente a quien ya tenía la mecha preparada para arrimarla al masclet, de modo que por mucho que la oferta «de evitar la discordia para alcanzar mayorías razonables» no fue tomada en consideración.

Siguieron las palabras del conseller de Cultura José Antonio Rovira que silueteó al nuevo presidente como «la persona adecuada» destacando su historial académico y su vinculación desde hacía ya más de una década con el Consell Valencià de Cultura, si bien lamentó que no hubiese sido posible alcanzar acuerdos para renovar su composición. Junto al conseller Rovira, no quisieron perderse el acto el equipo de Cultura: Pilar Tébar, Marta Alonso, Miquel Nadal y Nicolás Bugeda. También el rector de la Politécnica, José Capilla, que ha dicho de Lozano «es un orgullo para nuestra universidad que uno de sus catedráticos más brillantes asuma esta alta responsabilidad institucional. Estoy seguro de que su presidencia reforzará el papel del CVC como espacio de reflexión y diálogo al servicio de la sociedad valenciana».

Gerardo Muñoz, miembro del Consell por aquel partido político de efímera existencia que sucumbió –si, Ciudadanos, creo que se llamaba – víctima del acné juvenil y no saber qué quería ser de mayor, se tiró a la yugular del recién estrenado presidente. Se le hizo ver que no estaba previsto ningún uso de la palabra, pero Muñoz no cesó en sus vituperios y sentenció su oposición a Lozano, con críticas al conseller Rovira por haber nombrado «a un presidente aún sabiendo que condena al Consell Valencià de Cultura a la confrontación y paralización». Hubiese sido más sincero Muñoz de haber añadido que, por su parte, ese será su personal empeño en conseguirlo.

Y, además, habría demostrado mayor perspicacia política si hubiese sido más recatado en su reparto de críticas. El conseller Rovira hizo memoria y recordó a Muñoz su procedencia -su proceder ya lo había retratado esa misma mañana—al haber sido designado por un partido ya desaparecido. Y tan cierto. Añado de mi propio magín. Ciudadanos ostenta una marca que nadie más –bueno, Podemos y Sumar también se están esforzando en el intento– ha conseguido superar, la de pasar por los tres estados de la materia, sólido, líquido y gaseoso. Y todo en un tiempo récord.

Vuelvo a las primeras líneas para reiterarme en lo que considero un acierto, el nombramiento de José María Lozano Velasco, desde mi convencimiento, al que añado el barniz de mi amistad, de que será un fiel cumplidor de los compromisos manifestados por él, en bien y acierto de los grandes objetivos, metas y proyectos que debe abordar el Consell Valencià de Cultura, a cuyo presidente y consellers pedimos respeto para nuestra cultura y una cultura de respeto.

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